Yo sobreviví a Balmain x H&M

¡Buenos días de viernes! Hoy os va a tocar post reflexivo. Es lo que tiene ser psicóloga, que a veces me toca soltaros la parrafada. Después de lo ocurrido ayer en la venta de Balmain para H&M muchas me preguntabáis como fue la experiencia. Así que decidí escribir un post (más bien diario de supervivencia) para explicaros como fue todo. Vamos allá.

5 de Noviembre. Día marcado en mi agenda con rotulador fosforito y miles de pegatinas guays de Mr Wonderful. Hacía meses que sabíamos que Balmain sería la colaboración de este año con H&M. Es una de mis firmas favoritas, la que, a no ser que me quede sin comer todo el año, por ahora no me puedo permitir. Así que siempre nos queda el consuelo de las colecciones cápsula. Decidí acercarme a Bilbao como hacemos muchos días, y así ya comer allí y dar una vuelta.

Llegamos a Bilbao a las 9 de la mañana (la tienda abría a las 10, como siempre). Cuando llegué a H&M pensé que habría más gente. En la cola más o menos había unas 100 personas. Para los que no sepáis como funciona el sistema de venta os lo explico. La colección cápsula se sitúa en un punto acotado de la tienda. Está cercado por vallas. Se entraba en grupos de 20 personas. Te daban una pulsera de colores. Dependiendo del color te correspondía una hora. Cada grupo tenía 10 minutos para entrar en el recinto acotado, coger las prendas y salir. Yo me puse a la cola, me dieron mi pulserilla y como me tocaba entrar a las 11:30, nos fuimos a desayunar con toda la calma y a dar un paseo por la Gran Vía de Bilbao. Dato importante: Para la colección de chico no hacía falta pulsera, la entrada era libre.

Sobre las 11 fuimos hacia H&M porque mi novio se quería comprar un pantalón de chandal para estar por casa. Y allí descubrimos el infierno. Creo que nuestra cara debió de ser un cuadro total. Subimos al piso de arriba y allí reinaba el caos. Gente gritando, corriendo, desesperada. Yo me preguntaba que hacían esperando la cola en la calle si cada uno tenía su turno. La gente había subido desesperada a arramplar con la colección de hombre, que se agotó en 15 minutos. En el espacio acotado ya no quedaba prácticamente nada. No reponían prendas, sino que quedaba lo que sacaban de probador. Había una pandilla de chicas que cada una entraba en un turno y se gritaban desde fuera de la valla ¡CÓGELO TODO! ¡TIRA A LA GENTE! ¡DA IGUAL LA TALLA QUE SEA! Una entró corriendo de tal manera que tiró a una señora y tiró el burro de la ropa. ¿Pero estamos locos o que? ¡No es más que ropa! Que no se nos va la vida en ello. Ojalá se pusiera tanto empeño en la vida en otras cosas en vez de en estas chorradas. Lo peor es que estas chicas se llevaban bolsas y bolsas llenas de prendas, muy probablemente para revender por eBay. Hay toda una mafia detrás de estas colecciones. Al ser tan exclusivas los precios de reventa se vuelven desorbitados. Ayer me enviaba una amiga mía (Hola Esti!) un pantallazo de como uno de los vestidos de 399 euros se había vendido por eBay por más de 7000 libras. Acojonante.

Total, cuando llegó mi turno, no quedaba prácticamente NADA. Entré y hablé educadamente con una de las dependientas, que gracias a ella conseguí las dos cosas que me compré. Si gente, con la educación y el respeto se llega lejos. La chica me dijo: "Espera en esta esquina a ver si llegan cositas del proba". Así me llegó un vestido verde que me gustaba, y por suerte allí quedaban unas botas súper bonitas de mi número. Cuando llegó la chica del probador con las prendas yo le dije: "Por favor, estoy en mi turno". Y me dio el vestido. Así de fácil. Por favor, gracias, no cuesta nada.

Muchas sabéis que llevo años trabajando en Inditex, concretamente en Stradivarius y más concretamente en el probador. No sabéis las cosas que se ven cada día, el furor que provocan las rebajas, las promociones, lo que llega a hacer la gente por una ganga. Pero no es el caso de Balmain. Desde luego los precios son muchiiiiiiisimo más bajos que los de la firma, pero aún así es ropa cara. La gente compraba como si fueran bolsas de pipas vestidos de 400 euros. Yo considero que me he pegado un caprichazo comprándome dos cosas y había gente con más de 20 prendas.

La verdad, creo que tienen que cambiar mucho las cosas para volver a verme en una situación como la de ayer. Yo soy la primera que soy una loca de la ropa. Me chifla comprar, frikear en webs, ahorrar para mis caprichos. Vivo y trabajo rodeada de ropa. Pero siempre con cabeza. Y con respeto. No hace falta dormir en la calle como hizo gente ayer para conseguir una camiseta. Para eso ahorras un poquito más y te compras la original. Y por favor, educación con las trabajadoras, que a las pobres les faltaba un escudo para defenderse de esa panda de tolais.

Mi idea era comprar una cosa completamente distinta a la que acabé comprando. Había estado juntando dinerito para comprarme el abrigo de pelo negro y la cazadora de cuero. No vi ninguna de las dos. Estoy contenta con las compras, claro que sí, pero de verdad que me quedé traumatizada con el comportamiento de la gente, así que tengo una sensación agridulce. Balmain si, a cualquier precio no. 

Consumismo puro y duro. Estrategia de marketing cojonuda. Kendall Jenner, Gigi Hadid, Jourdan Dunn. Crear expectativas. Meses de espera. Alta costura a precios asequibles. Generar ansia viva, eso es lo que es.

A toro pasado, ahora ya en casa, desde luego no quiero volver a ser partícipe de una situación tan dantesca. He conseguido un par de muy buenas prendas, que os enseñaré súper encantada por el blog y las redes. Pero de verdad, si hay que pasar por esto para llevar una etiqueta Balmain, me quedo más que feliz con mis vaqueros de Zara.